La teoría de la ANAMNESIS-
La primera doctrina platónica del conocimiento es la de la anámnesis (que significa reminiscencia o recuerdo) , la cual aparece en el diálogo Menón. En esta obra se plantea el problema del acceso a la verdad:
MENÓN- ¿Y qué medio adoptarás, Sócrates, para indagar lo que de ninguna manera conoces? ¿Qué principio te guiará en la indagación de cosas que ignoras absolutamente? Y aun cuando llegases a encontrarlas ¿cómo las reconocerías, no habiéndolas nunca conocido?
SÓCRATES- Comprendo lo que quieres decir, Menón. Mira ahora cuán fecundo en cuestiones es el tema que acabas de sentar. Según él, no es posible al hombre indagar lo que sabe, ni lo que no sabe. No indagará lo que sabe, porque ya lo sabe, y por lo mismo no tiene necesidad de indagación; ni indagará lo que no sabe, por la razón de que no sabe lo que ha de indagar.
Sócrates (Platón, en realidad) acepta el planteamiento del problema, lo que implica asumir que no se aprende nada en sentido absoluto, pero encuentra la siguiente solución para que siga en pie el hecho del conocimiento y para que cada quisque se esfuerce en poseerlo: aprender no significa adquirir lo que no se tenía en absoluto, sino recordar lo que se tenía en estado de olvido:
SÓCRATES: En efecto, todo lo que se llama buscar y aprender no es otra cosa que recordar. Ninguna fe debe darse al tema, fecundo en cuestiones, que propusiste antes; porque sólo sirve para engendrar en nosotros la pereza, y no es cosa agradable dar oídos sólo a hombres cobardes. Mi doctrina, por el contrario, los hace laboriosos e inventivos...
Y en este punto del diálogo surge el famoso pasaje del esclavo, en el que Platón pretende demostrar experimentalmente la anámnesis. Sócrates llama a un esclavo, que como tal no ha recibido educación ninguna, y le somete a un interrogatorio sobre un problema de geometría, el del doble del cuadrado. Al principio, el esclavo dice que el doble del cuadrado es el cuadrado de lado doble; pero, de la mano de Sócrates, que lo guía con su mayéutica, descubre (recuerda) que esa solución no es válida, y llega a ver por sí mismo que el doble del cuadrado es el cuadrado de la diagonal. (No es un azar que el ejemplo se tome de la matemática, donde efectivamente es más claro que no se aprende nada si no se reproduce como desde el interior de uno mismo la producción de la verdad. Por otro lado, hay que notar la relación entre la teoría de la anámnesis y el método socrático de la mayéutica, así como su raíz común en la idea de una verdad universal accesible al conocimiento racional).
En el diálogo Fedro, Platón construye un mito para explicar la idea de la reminiscencia. Según ese mito, el alma era, antes de unirse al cuerpo, como el conjunto de dos caballos alados y un auriga que se paseaban por el mundo de las ideas contemplando el espectáculo que éstas brindaban. Las almas de los hombres iban junto a la comitiva de los dioses, pero a diferencia de estos, cuyos caballos obedecían al auriga, las almas de los hombres se veían arrastradas hacia abajo por la querencia de un caballo díscolo, hasta caerse del mundo inteligible al mundo sensible.
Toda alma humana ha debido necesariamente contemplar las esencias, pues de no ser así no hubiera podido entrar en el cuerpo de un hombre. Pero los recuerdos de esta contemplación no se despiertan en todas las almas con la misma facilidad; una no ha hecho más que entrever las esencias; otra, después de su descenso a la tierra ha tenido la desgracia de verse arrastrada hacia la injusticia por asociaciones funestas, y olvidar los misterios sagrados que en otro tiempo había contemplado. Un pequeño número de almas son las que conservan con alguna claridad este recuerdo. Estas almas, cuando perciben alguna imagen de las cosas del cielo, se llenan de turbación y no pueden contenerse, pero no saben lo que experimentan, porque sus percepciones no son bastante claras.Y es que la justicia, la sabiduría y todos los bienes del alma han perdido su brillantez en las imágenes que vemos en este mundo. Entorpecidos nosotros mismos por órganos groseros, apenas pueden algunos, aproximándose a estas imágenes, ni aun reconocer el modelo que ellas representan. (Fedro).
En otro diálogo, en el Fedón, la doctrina de la anámnesis aparece ligada a la demostración de la inmortalidad del alma, por cuanto la anámnesis implica la espiritualidad y la preexistencia del alma respecto al cuerpo.
La función de la anámnesis en la filosofía de Platón consiste en conciliar el hecho de que el conocimiento lo es de lo inteligible con el hecho de que se produce en el hombre sensible y con el concurso de lo sensible. De esta manera, la función de las cosas sensibles en el conocimiento, ya que no puede consistir en proporcionar el objeto del mismo, será la de servir de ocasión para que ese objeto sea reconocido o recordado por el hombre. Las cosas sensibles no tienen bastante eidos para que el hombre pudiera conocerlo por ellas, pero tienen suficiente eidos para despertar su recuerdo.
¿Cómo interpretar la anámnesis? Hay un indicio para interpretarla en un sentido filosófico, no religioso o mítico. Es algo que dice Sócrates en el Menón. Sócrates pregunta a Menón si el esclavo al que va a interrogar es griego y sabe el griego. Esto sí es necesario para recordar: la comprensión no se produce sin el lenguaje y la cultura. En este sentido, que no es el de Platón, recordar significa que toda comprensión se da dentro de una tradición o cultura, y supone como una actualización de las potencialidades de ésta. Es lo que en la filosofía contemporánea se conoce como círculo hermenéutico (de Hermenéutica, o arte o disciplina de la interpretación): no se aprende nada en un sentido absoluto, estamos siempre a un nivel de conciencia histórica; nos preceden los anteriores, que no podemos borrar; en este sentido es cierto que conocer implica recordar
La primera doctrina platónica del conocimiento es la de la anámnesis (que significa reminiscencia o recuerdo) , la cual aparece en el diálogo Menón. En esta obra se plantea el problema del acceso a la verdad:
MENÓN- ¿Y qué medio adoptarás, Sócrates, para indagar lo que de ninguna manera conoces? ¿Qué principio te guiará en la indagación de cosas que ignoras absolutamente? Y aun cuando llegases a encontrarlas ¿cómo las reconocerías, no habiéndolas nunca conocido?
SÓCRATES- Comprendo lo que quieres decir, Menón. Mira ahora cuán fecundo en cuestiones es el tema que acabas de sentar. Según él, no es posible al hombre indagar lo que sabe, ni lo que no sabe. No indagará lo que sabe, porque ya lo sabe, y por lo mismo no tiene necesidad de indagación; ni indagará lo que no sabe, por la razón de que no sabe lo que ha de indagar.
Sócrates (Platón, en realidad) acepta el planteamiento del problema, lo que implica asumir que no se aprende nada en sentido absoluto, pero encuentra la siguiente solución para que siga en pie el hecho del conocimiento y para que cada quisque se esfuerce en poseerlo: aprender no significa adquirir lo que no se tenía en absoluto, sino recordar lo que se tenía en estado de olvido:
SÓCRATES: En efecto, todo lo que se llama buscar y aprender no es otra cosa que recordar. Ninguna fe debe darse al tema, fecundo en cuestiones, que propusiste antes; porque sólo sirve para engendrar en nosotros la pereza, y no es cosa agradable dar oídos sólo a hombres cobardes. Mi doctrina, por el contrario, los hace laboriosos e inventivos...
Y en este punto del diálogo surge el famoso pasaje del esclavo, en el que Platón pretende demostrar experimentalmente la anámnesis. Sócrates llama a un esclavo, que como tal no ha recibido educación ninguna, y le somete a un interrogatorio sobre un problema de geometría, el del doble del cuadrado. Al principio, el esclavo dice que el doble del cuadrado es el cuadrado de lado doble; pero, de la mano de Sócrates, que lo guía con su mayéutica, descubre (recuerda) que esa solución no es válida, y llega a ver por sí mismo que el doble del cuadrado es el cuadrado de la diagonal. (No es un azar que el ejemplo se tome de la matemática, donde efectivamente es más claro que no se aprende nada si no se reproduce como desde el interior de uno mismo la producción de la verdad. Por otro lado, hay que notar la relación entre la teoría de la anámnesis y el método socrático de la mayéutica, así como su raíz común en la idea de una verdad universal accesible al conocimiento racional).
En el diálogo Fedro, Platón construye un mito para explicar la idea de la reminiscencia. Según ese mito, el alma era, antes de unirse al cuerpo, como el conjunto de dos caballos alados y un auriga que se paseaban por el mundo de las ideas contemplando el espectáculo que éstas brindaban. Las almas de los hombres iban junto a la comitiva de los dioses, pero a diferencia de estos, cuyos caballos obedecían al auriga, las almas de los hombres se veían arrastradas hacia abajo por la querencia de un caballo díscolo, hasta caerse del mundo inteligible al mundo sensible.
Toda alma humana ha debido necesariamente contemplar las esencias, pues de no ser así no hubiera podido entrar en el cuerpo de un hombre. Pero los recuerdos de esta contemplación no se despiertan en todas las almas con la misma facilidad; una no ha hecho más que entrever las esencias; otra, después de su descenso a la tierra ha tenido la desgracia de verse arrastrada hacia la injusticia por asociaciones funestas, y olvidar los misterios sagrados que en otro tiempo había contemplado. Un pequeño número de almas son las que conservan con alguna claridad este recuerdo. Estas almas, cuando perciben alguna imagen de las cosas del cielo, se llenan de turbación y no pueden contenerse, pero no saben lo que experimentan, porque sus percepciones no son bastante claras.Y es que la justicia, la sabiduría y todos los bienes del alma han perdido su brillantez en las imágenes que vemos en este mundo. Entorpecidos nosotros mismos por órganos groseros, apenas pueden algunos, aproximándose a estas imágenes, ni aun reconocer el modelo que ellas representan. (Fedro).
En otro diálogo, en el Fedón, la doctrina de la anámnesis aparece ligada a la demostración de la inmortalidad del alma, por cuanto la anámnesis implica la espiritualidad y la preexistencia del alma respecto al cuerpo.
La función de la anámnesis en la filosofía de Platón consiste en conciliar el hecho de que el conocimiento lo es de lo inteligible con el hecho de que se produce en el hombre sensible y con el concurso de lo sensible. De esta manera, la función de las cosas sensibles en el conocimiento, ya que no puede consistir en proporcionar el objeto del mismo, será la de servir de ocasión para que ese objeto sea reconocido o recordado por el hombre. Las cosas sensibles no tienen bastante eidos para que el hombre pudiera conocerlo por ellas, pero tienen suficiente eidos para despertar su recuerdo.
¿Cómo interpretar la anámnesis? Hay un indicio para interpretarla en un sentido filosófico, no religioso o mítico. Es algo que dice Sócrates en el Menón. Sócrates pregunta a Menón si el esclavo al que va a interrogar es griego y sabe el griego. Esto sí es necesario para recordar: la comprensión no se produce sin el lenguaje y la cultura. En este sentido, que no es el de Platón, recordar significa que toda comprensión se da dentro de una tradición o cultura, y supone como una actualización de las potencialidades de ésta. Es lo que en la filosofía contemporánea se conoce como círculo hermenéutico (de Hermenéutica, o arte o disciplina de la interpretación): no se aprende nada en un sentido absoluto, estamos siempre a un nivel de conciencia histórica; nos preceden los anteriores, que no podemos borrar; en este sentido es cierto que conocer implica recordar