La humanidad, como conjunto de los seres humanos, con interrelaciones que permiten su supervivencia, generadores de enmarañadas construcciones sociales; seres vivientes y pensantes.
La humanidad, dese sus inicios ha seguido una constante en su devenir, aunque muchos quisieran obviar estas cosas, el asunto realmente debe ser conocido.
Es de conocimiento público que la masa es un conglomerado de acéfalos que se guían por sentimientos y emociones extremas, de ahí su vulnerabilidad aprovechada por los demagogos; además, no siempre muchos piensan bastante, la verdad es que solo un grupo de pocos puede pensar mejor.
Dilucidemos el asunto. Un cerebro piensa, dos cerebros piensan mejor; ocho u trece cerebros piensan todavía mucho mejor, pero no es así cuando el grupo se expande a mas de catorce, entonces ya no hay fluidez del pensamiento sino estupidez.
Esto, desde luego, no debe significar que “una” persona es un pensador genial; la verdad es que la constante de la humanidad nos dice que la genialidad es algo fortuito, casual, no generalizada, es en fin una rareza de nuestra especie. Lo que sí sobreabunda es la imbecilidad, ella es una constante.
Las generaciones son una muestra del grado de imbecilidad que se va acumulando al pasar el tiempo.
La producción de imbecilidad en la generación actual es mayor que la generación pasada. Es de suponer, a pesar de sonar algo grosero, que toda generación pasada fue menos imbécil a la actual y la que estaría por venir subirá un escalón, en cuanto a imbecilidad se refiere.
Nietzsche, en su obra: “Así Habla Zaratustra”; nos había ya indicado del tamaño de imbecilidad de la humanidad y que esa imbecilidad acumulada se acrecentará al pasar los años, que es imposible librarse de ella. Es nuestra constante como humanidad, es nuestra condena natural. Los personajes que menciona Nietzsche en su obra, representan un perfil de persona que a pesar de poder remontarse a las alturas de la superioridad, siente fruición al contribuir diariamente a la acumulación de imbecilidad. Por eso Nietzsche, no escribió para “los muchos” sino para “los menos”; porque en “los menos” esta la genialidad, mientras que en “los muchos” abunda la imbecilidad.
Desde el punto de vista marxista, se me objetará expresando que la historia lo realiza el pueblo, la masa; empero, las masas realizan la historia guiada por “unos” que indican el derrotero a seguir. Aunque se me dirá que ese derrotero, no es producto del capricho de “los menos” sino que responden a cuestiones objetivas de la realidad de que se trata, mas sin embargo, la constante ha sido que “los menos” indican el derrotero que mejor les convenga e instan a “los muchos” para que no se desvíen del camino trazado.
Entonces, efectivamente, las masas hacen la historia… la historia trazada por “los menos”.
La humanidad, dese sus inicios ha seguido una constante en su devenir, aunque muchos quisieran obviar estas cosas, el asunto realmente debe ser conocido.
Es de conocimiento público que la masa es un conglomerado de acéfalos que se guían por sentimientos y emociones extremas, de ahí su vulnerabilidad aprovechada por los demagogos; además, no siempre muchos piensan bastante, la verdad es que solo un grupo de pocos puede pensar mejor.
Dilucidemos el asunto. Un cerebro piensa, dos cerebros piensan mejor; ocho u trece cerebros piensan todavía mucho mejor, pero no es así cuando el grupo se expande a mas de catorce, entonces ya no hay fluidez del pensamiento sino estupidez.
Esto, desde luego, no debe significar que “una” persona es un pensador genial; la verdad es que la constante de la humanidad nos dice que la genialidad es algo fortuito, casual, no generalizada, es en fin una rareza de nuestra especie. Lo que sí sobreabunda es la imbecilidad, ella es una constante.
Las generaciones son una muestra del grado de imbecilidad que se va acumulando al pasar el tiempo.
La producción de imbecilidad en la generación actual es mayor que la generación pasada. Es de suponer, a pesar de sonar algo grosero, que toda generación pasada fue menos imbécil a la actual y la que estaría por venir subirá un escalón, en cuanto a imbecilidad se refiere.
Nietzsche, en su obra: “Así Habla Zaratustra”; nos había ya indicado del tamaño de imbecilidad de la humanidad y que esa imbecilidad acumulada se acrecentará al pasar los años, que es imposible librarse de ella. Es nuestra constante como humanidad, es nuestra condena natural. Los personajes que menciona Nietzsche en su obra, representan un perfil de persona que a pesar de poder remontarse a las alturas de la superioridad, siente fruición al contribuir diariamente a la acumulación de imbecilidad. Por eso Nietzsche, no escribió para “los muchos” sino para “los menos”; porque en “los menos” esta la genialidad, mientras que en “los muchos” abunda la imbecilidad.
Desde el punto de vista marxista, se me objetará expresando que la historia lo realiza el pueblo, la masa; empero, las masas realizan la historia guiada por “unos” que indican el derrotero a seguir. Aunque se me dirá que ese derrotero, no es producto del capricho de “los menos” sino que responden a cuestiones objetivas de la realidad de que se trata, mas sin embargo, la constante ha sido que “los menos” indican el derrotero que mejor les convenga e instan a “los muchos” para que no se desvíen del camino trazado.
Entonces, efectivamente, las masas hacen la historia… la historia trazada por “los menos”.